Queridos lectores:

Ya estoy de vuelta para seguir relatando una experiencia inolvidable. Si habéis estado leyendo las anteriores entradas pues ya sabréis por que capítulo voy, pero para los que no, os hago una breve introducción, el resto podéis pasar al siguiente párrafo. Estoy contando mi viaje Interrail con otros 5 amigos por el este de Europa. En las anteriores entradas hablé sobre mi llegada a Hungría y de la visita a Budapest.

Pues bien, siguiendo por donde lo dejé a última vez, tras visitar el parlamento de noche, volvimos al hostel y nos fuimos a dormir. A la mañana siguiente nos levantamos MUY pronto (a las 6am), por que nuestro tren salía a las 8. Desayunamos, y bajamos al metro para ir a la estación de Déli . Para llegar aquí hay que coger la linea roja, hasta el final del trayecto.

Una vez en la estación, llegamos a los andenes y cuando nos pusimos a ver cual era nuestro tren, resulta que no entendíamos ninguno de los carteles y en ninguno ponía Ljubljana, así que no sabíamos cual de todos podía ser nuestro tren, ¡¡¡¡¡y faltaban 15' para que saliera el tren!!!!!. Bueno dejé mis cosas con el resto, y bajé corriendo a una oficina de información que hay en la planta baja, pero al enseñarle el billete me dice que esa oficina es para el transporte dentro de Budapest, y que preguntase en las oficinas de MAV que es la compañía de trenes. Bueno pues corriendo subí a los andenes otra vez en busca de esa oficina, pero tampoco la encontraba hasta ver un cartelito en una columna con el símbolo. Seguí las indicaciones y subí a un edificio en el que se supone que estaban las "oficinas". Lo que me encontré fue un edificio que tenía la pinta de ser del comunismo, con pasillos desérticos, sin ninguna indicación, mal iluminados por cuatro bombillas, y vacíos. No había absolutamente nadie. Lo único que vi era algún cartel en húngaro, y un señor que encontré sentado en un taburete. LA verdad es que llegué a tener algo de miedo.

Cuando le pregunté al señor, este no tenía ni idea, y me dijo que subiera un piso y preguntara allí. A todo esto que se acercaba la hora de salida del tren. Bueno pues corriendo subí otro piso, y aquí ya encontré a una chica en un despacho (madre mía menudos despachos, sigo manteniendo que aquello estaba ahí desde el comunismo). Bueno pues ya le pregunté y aunque no hablaba casi inglés me dijo que la siguiera, y con toda la pancha suya (quedaban menos de 5' para que saliera el tren) me acompañó hasta el tren, y ya supimos cual era. Para el caso que mientras daba yo tantas vueltas y pasaba miedo en aquél edificio del demonio, mis amigos preguntaron a un señor que pasaba por ahí y les indicó que efectivamente aquél era el tren. 

Bueno, pues a falta de 3' para que saliera el tren, nos montamos en el primer vagón que pudimos y allí nos encontramos nuestra segunda sorpresita. Una vez en el tren nos sentamos en el primer compartimento para 6 que vimos, ya que en el billete no especificaba ni vagón, ni asiento, ni hora de salida. Solo la fecha y el trayecto. La cosa es que vinieron un grupo de chicas diciendo que tenían los asientos reservados. ¿Reservados?, ¿Cómo? Bueno, salimos del compartimento, por que obviamente aquellos no eran nuestros sitios, y empezamos a revisar los billetes. Mirando los papeles de cuando los compré leí "No seat resevation", y ahí quedó todo claro. Nosotros lo que teníamos era un billete para cualquiera de los trenes que fuesen de Budapest a Ljubljana, sin reservar el sitio, que efectivamente costaba 9EUR más, y yo, sinceramente no estaba por la labor de pagar. Tened cuidado cn esto si viajáis en tren por estos países, por que es muy típico. Pd: Os dejo la página donde se compran los billetes de tren para este trayecto y Hungría en general: MAV

Ahora os preguntareis, ¿y si la gente tiene reservados los sitios, o va el tren lleno, o no hay suficientes vagones, donde te sientas? Pues la solución es bien fácil. Con tus dos patitas de pies. Nosotros tuvimos suerte y encontramos un compartimento para 6 libre unos vagones más adelante, pero a medida que el tren seguía su ruta, había mas gente como nosotros, que se tuvo que quedar sentada en la cafetería o como bien descubrimos, en un vagón de la parte delantera, que no tenia ni compartimentos ni asientos ni nada. Era un vagón de madera para la carga, en el que la gente iba en e suelo o de pies. Era de película, pero genial. A mi este vagón me encantaba, por que me parecía autentico, y además, se le podían bajar las ventanas hasta tal punto en el que podías asomarte. Os dejo unas cuantas fotos de nosotros intentando sacarnos fotos, pero como efectivamente he dicho, INTENTANDO, por que el tren va en marcha y hacía viento jajjajajaja.


Si, esos somos nosotros



máquinas de tren húngaras

Ya instalados y tras investigar el tren, escuchamos música, leímos, jugamos a las cartas, observamos el paisaje, y como era de esperar, llegó el señor aburrimiento. El tren no es que fuera muy rápido, y hacía bastante calor. En una de estas, mi amiga Alma y yo decidimos ir a la cafetería a jugar a las cartas en una mesa solida. Bueno la cosa es que estaban todas las mesas ocupadas, y nos sentamos ala lado de un chico americano, que le ofrecimos jugar a las cartas, y ahí estuvimos hablando y enseñándole  jugar con la baraja española. Luego se nos unió Sandra. Resulta que este chico vivía en Hungría desde hace unos años, y se dirigía a un festival de rock que se celebraba en un pueblo de Eslovenia. 

Bueno sin enrollarme mucho más que ya veo por donde van los tiros, el viaje siguió adelante, entramos en Eslovenia, y yo me quedé dormido. Estos me despertaron poco antes de llegar a la capital, diciéndome que ya habíamos llegado, y no se que cara puse, pero debió de ser de susto total, por que todavía se siguen riendo de eso. 

Ya llegamos a Ljubljana y nos dirigimos al hostel, que ese lo tenía ya bien localizado, y estaba bastante cerca de la estación. Os dejo el link como siempre. Este se llamaba el hostel Tabor. La verdad es que las habitaciones estaban bastante bien, sin ser de un lujo extremo pero bien. En la recepción eran muy amables y daban una muy buena información sobre que visitar en Ljubljana y sobre los tours gratis para visitar la ciudad. Como llegamos a la tarde, ya no nos dio tiempo a hacer ningún tour. Dejamos las cosas en la habitación y salimos a dar una vuelta.

Ljubljana es una ciudad pequeña dentro de lo que cabe, muy tranquila. Está muy cerca de los Alpes, y se ven desde el centro de la ciudad. El entorno es muy verde, nada que ver con Hungría que es muy plano y árido, típico de la meseta Europea. Ljubljiana está situada a los lados del río Ljubljanica, y tiene un aire vienés. En si para visitar solo está la parte del centro, el castillo, que está a lo alto de la colina, y poco más. 

Esa tarde visitamos el puente de los dragones, y dimos una vuelta por el centro, sin ánimo de visitar nada en concreto, ya que llevábamos unas cuantas horas de tren encima, y estábamos cansados. Paseamos por la calle principal, y cruzamos el río. Ya al otro lado teníamos bastante hambre, así que empezamos a buscar algún sitio donde cenar.  La cosa es que por casualidad al llega a la plaza de la universidad, había algún tipo de festival, y habían puesto puestecillos en el parque de comida internacional, así que al final, tras debatir un rato nos decantamos por esta opción y cenamos sentados en el césped, unos platos egipcios y africanos. Yo me pedí una especie de torta que dentro llevaba pollo con especias, lechuga y zanahoria con salsa banca. Me encantó!!!! Buenísimo, y encima el sitio donde lo comimos, era muy bonito, aunque claro para gustos los colores, ya que aquello tenía muchísimas especias, y a mi me encantan, pero si no te gustan... Para los interesados esto fue el 24 de Julio.

Tras esta genial cena, volvimos dando una vuelta por el centro al hostal, y nos duchamos, que tras el largo día nos vino e lujo. Una vez aseados, decidimos salir a dar un paseo y ver la ciudad de noche, ya que toda ciudad tiene dos caras muy diferentes dependiendo da la hora del día. La verdad es que en Ljubljana se respira un ambiente juvenil y sobre todo del ámbito de lo estudiantil, por o que en verano no brilla precisamente por su presencia. Aún así, merece la pena, ya que dar una vuelta a esas horas es muy relajante.

La famosa cena en el parque de la universidad
Avenida principal


Río Ljubljanica con el triple puente al fondo



Al día siguiente tras levantarnos bajamos a desayunar, y tras rellenar las reservas, y agenciarnos la comida del día (si, era bufet libre), salimos a patear la ciudad y conocerla en profundidad. Algo muy interesante es que se ofrecen visitas guiadas gratuitas en inglés a la ciudad. Empiezan en la plaza del triple puente, y duran alrededor de 1h30 - 2h, y te enseñan la ciudad, y su historia. Estas visitas no incluyen visita al castillo, pero la misma compañía organiza un tour al castillo y otro tour comunista. Os dejo la web para informaros. 

En nuestro caso la visita comenzaba a las 13:00 así que teníamos toda la mañana por delante. Lo primero que hicimos es la compra en e ALDI, que os dejo su ubicación aquí, ya que es difícil de localizar y es bastante completo. Después de esto fuimos a la farmacia a por pastillas para dormir, ya que a la noche nos esperaba tren nocturno. AVISO: en Eslovenia no venden ninguna medicina (a no ser que sea vegetal) sin prescripción médica, por lo que sólo pudimos coger unas pastillas de coctail de hierbas somníferas. Tras esto, volvimos al hostal y dejamos la compra.

Dejamos las bolsas y volvimos al centro, con intención de subir al castillo. Existe un funicular, pero somos jóvenes y con corazones saludables, así que con unos buenos 35ºC, paso a paso iniciamos el ascenso al castillo. ¡¡¡¡¡MENUDA PENDIENTE!!!!!! Hay que tomárselo con calma, pero es un paseo bonito, y hay bastantes arboles que dan la sombra, con unas vistas muy bonitas de la ciudad. Al llegar arriba, teníamos tal sudada y agotamiento que nos sentamos en un murillo a descansar, e incluso algunas le pidieron al jardinero que les enchufara con la manguera, cosa que este amablemente hizo, y vino muy bien. 

Una vez recuperado un poco el aliento, entramos al castillo, y subimos al muro desde donde hay una estupenda vista de la ciudad, y de los Alpes al fondo. Merece la pena subir, además el castillo es muy bonito. Nosotros no lo visitamos por dentro, pero con subir a la muralla diría que es suficiente. Es un buen sitio para relajarse y simplemente disfrutar de las vistas.

Nada mas recuperarnos del todo iniciamos el descenso, pero Sandra y yo decidimos bajar corriendo ya que la pendiente era tal que era menos esfuerzo dejarte llevar y bajar a todo correr que ir andando poco a poco. Además, nos reímos muchísimo. Al llegar abajo esperamos al resto, y nos dirigimos a la plaza del triple puente para empezar con la visita. Es muy curioso por que en el centro de esta plaza hay un cableado dispuesto que echa agua en forma de lluvia en la zona del centro, lo cual para el inmenso calor de verano viene como nunca. 

Tras unirnos a uno de los grupos nos dieron una vuelta por la ciudad explicándonos con detalle todos los secretos escondidos en las fachadas. La verdad es que Ljubljana debe su grandiosa arquitectura a Jože Plečnik, el arquitecto que firmó los principales edificios de la ciudad. Lo más interesante son, la plaza del triple puente y su triple puente, la catedral, el mercado, el puente Mesarski most, el puente de los dragones (que debe su nombre y figuras a una antigua leyenda sobre la matanza de un dragón en Ljubljana), el ayuntamiento, la calle Mestni, y la universidad, aunque se puede callejear por todo el centro histórico. Tras esta visita, estábamos cansados y hambrientos, así que fuimos a comer. Después de comer, Sandra y yo que habíamos decidido probar los dulces típicos de cada país, habíamos oído hablar sobre una dulce llamado Potica, muy típico esloveno, así que en nuestro afán de probarlo, nos pusimos a la búsqueda. Nos habían dicho de un sitio llamado Le Potica, pero cuando llegamos nos encontramos el toldo echado, y un cartel de cerrado, con lo que nos había costado encontrarlo. Aún así no desistimos, y seguimos buscando donde poder comprar Potica. Aquí ante todos los lectores pido perdón al resto del grupo por la turra que les dimos buscando la maldita Potica. Tras buscar en reiterados sitios (y fue una compleja labor de investigación, ya que preguntamos hasta a los árboles), desistimos por que la hora se nos echaba encima, y volvimos hacia el hostal.

De camino nos encontramos una pastelería, así que como último intento y si no por coger algo dulce entramos a comprar. No tenían el dulce, pero aquí nos aclararon las causas de nuestra decrepitosa derrota. La Potica solo se prepara en pascua, y por eso no habíamos encontrado, por lo que compramos un dulce similar, y tan contentos volvimos al hostal. Estuvimos un rato descansando y a medida que se acercaba la hora, nos acercamos a la estación (con tiempo de sobra).

Cenamos en el Mc donalds (si, lo se, pero era la mejor opción, y me opuse, pero cuando a tripa llama...), y fui a preguntar  unas dudas sobre nuestros billetes. He de decirlo, y si llamadme pesado y un maravillado con la vida, pero, ¡Que maja la chica de la oficina!, No solo me aclaró la duda, si no que me imprimió mi itinerario y me aconsejó sobre nuestro viaje. Si su jefe me lee, que sepa que esta chica se merece un ascenso de sueldo.

Cuando llegó la hora nos acercamos a nuestro correspondiente anden y....

Pues lo que viene siguiente os lo cuento en la próxima entrada, nuestra aventura en los próximos 3 trenes hasta llegar a nuestro destino, la llegada al mediterráneo, y las experiencias en la frontera con Croácia.

Espero que estéis atentos a mi próxima entrada!!!!

Un saludo

El viajero!

Catedral de Ljubljana



Dulce conseguido tras la búsqueda de Potica


Ayuntamiento

Castillo de Ljubljana


Callejuelas del casco histórico




puente de los dragones

Plaza del triple puente
 (los cables que se ven son los del agua en forma de lluvia)

Publicado el 14/02/2017

0 comentarios :

Publicar un comentario

Gracias por tu comentario