Queridos lectores:

Siguiendo por donde lo dejé la última vez, voy a seguir relatando la buena experiencia que tuve haciendo Interrail por los países del este de Europa. Tras haber visitado Hungría, Eslovenia, Croacia y Montenegro llega la hora de Serbia.

El día 28 de Julio por la mañana, pronto, tras haber pasado una noche en Bar (Montenegro, entrada anterior), nos dirigimos a la estación de tren en dos Taxis que en Montenegro no son nada caros, y cogimos el tren conocido como el Montenegro Express, que recorre la distancia entre Bar y Belgrado.

El Montenegro Express está considerada una de las líneas más espectaculares de Europa. El proyecto de construcción comenzó el año 1952, y las obras fueron concluidas el año 1956 aunque la línea fue completamente electrificada al año siguiente. Durante la guerra de los Balcanes la línea se vió gravemente afectada, pero fue reconstruida. Durante los años 90 debido a la falta de fondos, la linea sufrió un grave deterioro, pero tras un descarrilamiento en el 2006, la línea está siendo modernizada y reparada. El tren comienza su recorrido recorriendo u tramo por la zona del Adriático, antes de dirigirse a Podgorica la capital. Una vez pasada esta estación, el tren comienza un ascenso hacia los Balcanes. Durante el trayecto se atraviesan 254 túneles, 435 puentes y se alcanza una altura máxima de 1032m sobre el nivel del mar. Este ferrocarril cruza el viaducto para trenes más alto del mundo conocido como Mala Rijeka, con una altitud máxima de 198m sobre el nivel del suelo.

Tras atravesar los Balcanes y una vez entrado en Serbia, y pasado el control de pasaportes tanto por las autoridades montenegrinas como las serbias, el tren se adentra en Serbia, hasta llegar a Belgrado.

Mi experiencia de este trayecto es bastante agradable. Pese a que para recorrer los 476km que separan Bar de Belgrado necesita 12 horas, la verdad es que se hacen bastante amenas, ya que las vistas desde el tren son muy buenas, y Puedes recorrer el tren de punta a punta y moverte un poco. Este tren fue para mi gusto de todos los que cogimos el más cómodo. Estaba dividido en compartimentos, y la distancia entre asiento y asiento era considerablemente grande y te permitía estirar los pies, cosa que para las personas altas es un plus.

durante este trayecto pedí un café en el tren , cosa que era la primera vez que hice en mi vida, y creo que va a ser la última. Estaba MUY malo. La verdad esperaba una mejor calidad en la comida de los trenes, pero me llevé una decepción. Eso si, el café era potente un rato, y me mantuvo despierto el resto del día.



Tras esta travesía a través de los Balcanes, llegamos a Belgrado a las 9 de la noche. Nada más bajar, compramos los billetes para el día siguiente, ya que no se permite la venta por internet de estos. Nos costó comunicarnos con las taquilleras, ya que no hablaban inglés, pero al final entre señas y con el móvil, conseguimos comunicarnos. Los billetes eran para ir a Subotica, nuestro próximo destino, y nos costaron 500 dinares a cada uno que son unos 4.10 EUR, lo cual está tirado. La verdad es que nos hicieron un 30% de descuento por billete de grupo. Tras esto, fuimos a cambiar el dinero a dinares, ya que lo necesitábamos para pagar los billetes. El dinar es una moneda bastante devaluada, y no se puede conseguir en ningún banco de España. Después nos dirigimos al hotel.

 Era de noche, y como tampoco teníamos una ruta clara de como llegar al hotel, y tampoco sabíamos si estaba lejos o no, y como era de noche, decidimos coger dos taxis, y que nos llevasen al hotel. Nos salieron 10EUR cada taxi, que al final tampoco resultó ser tan caro, dado que el hotel estaba bastante lejos.

Esta fue a mi parecer la segunda experiencia más intensa del interrail tras el autobús de Montenegro. En Belgrado conviven en las calles tranvías, autobuses, trolebuses, y coches, todos por las mismas vías y cada cual conduciendo peor. Por poco tuvimos un accidente en un cruce, por lo que el Taxista acabó insultando por la ventanilla al conductor delantero. Tras salir de las vías principales en las cuales más tráfico había, nos metimos entre calles menos iluminadas. Al cruzar un puente reconocí la calle en la que teníamos el hotel, así que supe que no andábamos muy lejos. doblamos una esquina, y aunque era de noche me pareció reconocer un parque, y les dije a mis compañeras "¡Ey!, mirad, ¡tenemos un parque al lado del hotel!" a lo que me respondieron que era un cemeterio. Ya entrado en un escenario un poco tétrico, nos adentramos en un barrio de casitas que parecían de los suburbios. Ya empezamos a tener algo de miedo, y para colmo, el taxista se perdió, y tubo que parar en un bar a preguntar. El hombre que salió a indicarle parecía un carnicero, y llevaba un cuchillo más grande que su parte delantera del brazo. todo esto hay que añadirle que hablaban en serbio y no entendíamos un carajo. Bueno, ya muertos de miedo en el asiento seguimos para adelante, y de repente, tras girar una esquina apareció un edificio blanco, alto, bien iluminado con columnas griegas y fuentes en la puerta.

Aquél era nuestro hotel, así que nos quedamos boquiabiertos al llegar, y por otro lado aliviados, por que la zona en la que habíamos andado no transmitía mucha confianza. Tras realizar el check in fuimos a nuestro apartamento, el cual estaba francamente muy bien (la ducha tenía radio). El hotel se llamaba Lazar Lux Aoartments, y aquí os dejo el link de booking.

Tras descansar del largo trayecto del tren nos trajeron el desayuno a la habitación, y cargados con las mochilas, salimos a visitar Belgrado.

Belgrado fundada en el siglo III a.c., es la capidal de la Republica de Serbia. Apartir del siglo citado anteriormente, fue poblada por un asentamiento celta, que posteriormente pasó a formar parte del imperio Bizantino. En 1529 la ciudad fue conquistada por los otomanos, y a su vez arrasada. Múltiples templos y reliquias fueron destruidas, como las reliquias de San Sava, donde actualmente se erige el templo de San Sava. En 1878, tras la expulsión del imperio otomano, se declaró el reino de Serbia, del cual Belgrado pasó a ser la capital.Tras ser conquistada y reconquistada múltiples veces durante la primera y segunda guerra mundial pasó a estar en manos de los socialistas, y a ser la capital del reino de Yugoslavia. Hoy día, es la capital de la república de Serbia.

La verdad es que Belgrado no es que se una ciudad de gran interés turístico. Nosotros cogimos las mochilas (que pesaban lo suyo, y a los 35ºC, no ayudaba, RECORDAD, VIAJAD LIGEROS!!!!) y salimos a patear las calles. Primero visitamos el Templo de San Sava, construido en 1935 tras la incineración de las reliquias de San Sava, es el templo ortodoxo más grande de los Balcanes. El templo estaba en obras por el interior, pero aún así impresiona la gran altura de su cúpula.

Templo de San Sava



Iglesia de Crkva Svetog



Asamblea nacional



Palacio presidencial
Tras visitar e templo nos dirigimos a la iglesia de Crkva Svetog, o san marcos. Esta iglesia es más pequeña que la anterior, pero tiene unas cúpulas muy altas. En el interior huele mucho a incienso, y casualidad pudimos ver como se oficiaba una misa. Al salir recibí una llamada del hotel por que nos dejamos la tarjeta de crédito en la recepción con las prisas, asi que volví corriendo con mi amiga Amara. A la vuelta pasamos por la estatua de Tesla, ciudadano de Belgrado. Tras recoger la tarjeta, como estábamos un poco lejos, nos colamos en un bus (por que no teníamos mucho dinero jeje), e intentamos llegar cerca de la iglesia, pero nos perdimos, y tuvimos que ir andando sin saber muy bien como llegar, a todo esto el sol pegaba fuerte.

Una vez reencontrados con el resto de compañeros, nos dirigimos a la avenida principal Bulevar Kralja Aleksandra, y nos dirigimos hacia el centro histórico, pasando por la asamblea nacional.

Como muy bien he citado antes, Belgrado no es una ciudad muy bonita. Los edificios son bastante cuadrados, y quedan muchos restos de la época comunista. 

Una vez alcanzada la zona peatonal del centro, anduvimos hasta llegar al fuerte de Belgrado. Este forma una ciudadela a lo alto de una colina de Belgrado, desde la cual se puede observar los ríos Danubio y Sava. Actualmente en este lugar se encuentra el museo militar de Belgrado el cual no visitamos, y la estatua de Victor. 

Aquí montamos nuestros bocadillos y comimos, con los embutidos que nos habían sobrado del desayuno. La verdad es que en pocas ciudades europeas hemos encontrado fuentes por la ciudad, así que os recomiendo que llevéis botellas de agua (MUY RECOMENDABLE!!). 

Tras tomar la comida, y para hacer tiempo hasta la salida de nuestro próximo tren, dimos una vuelta por el centRo, sin ver mucho en especial. Vimos la fachada del hotel Moscú, y el palacio presidencial como la asamblea de la ciudad.

Como ya no nos quedaba mucho más por hacer, decidimos ir a la estación a esperar la salida del tren. 

Como en cualquier espera, uno siempre se para a echar un vistazo atrás, a los kilómetros recorridos, a las experiencias vividas, pero sobre todo a algo muy importante, a lo aprendido, eso que antes de empezar la aventura no estaba en ti, y que ahora forma parte de tu personalidad. Pude recordar el primer día en Budapest, la convivencia en los trenes, nuevas formas de hablar, y de comunicarse, el poco tiempo que pasamos en Dubrovnik debido a los retrasos de los autobuses.
Por fin llegó la hora de coger el tren, y nos adentramos en un tren lo que parecía de cercanías, y de aspecto bastante nuevo, sobre todo teniendo en cuenta los vagones en los que nos habíamos desplazado. Escogimos asiento, y otra vez volvimos a esperas hasta que el tren se pusiera en movimiento.
El tren se puso en marcha, el sol se ponía por el horizonte, y la ciudad empezó a pasar por delante de nuestros ojos. Primero los edificios emblemáticos del centro, luego el río, reflejando los últimos rayos de luz que advertían del final de un intenso día. Después llegaron las chimeneas de los exteriores de Belgrado, y sin darnos cuenta nos adentramos en los extensos campos serbios.

Aunque el tren de apariencia era bastante nuevo, no alcanzaba altas velocidades, debido al penoso estado de las vías, así que con el traqueteo del tren vimos pasar cultivos de trigo, pueblos e incluso ciudades, hasta que la noche no nos permitió distinguir el paisaje tras el cristal de la ventana.
Tras unas 5 horas de viaje, llegamos a Subótica, un pueblo situado en la frontera entre Serbia y Hungría. Este era nuestro destino final, por lo que bajamos del tren, y nos dirigimos al edificio principal de la estación. Como era de noche, no había ni autobuses, ni taxis ni oficios abiertos, y nosotros no teníamos mapa, por lo que sacamos el teléfono, y con Google maps en modo offline, intentamos ubicarnos, y poco a poco fuimos dirigiéndonos a nuestro hotel. Las calles estaban oscuras, y había poca gente. Llegamos a una calle principal por la que anduvimos un rato, hasta desviarnos a una minoritaria, al final de la cual se encontraba nuestro hotel.

Andamos pues hasta el hotel, y a medida que nos acercábamos empezó a oírse una música como de fiesta, que como más tarde pudimos comprobar, venía del comedor de nuestro alojamiento. Al llegar nos encontramos un banquete, y todos estaban comiendo y bailando, así que nos quedamos un poco incrédulos, y llegamos a pensar que nos habíamos equivocado de lugar, pero para comprobar, volvimos a entrar al comedor, y el dueño, algo ebrio, se nos acercó para preguntaros si éramos los huéspedes que estaba esperando, y efectivamente sí éramos nosotros.
Subotica



Sinagoga de Subotica



La razón de aquel festín era que la mujer del dueño acababa de dar a luz a dos hijas, y lo estaba celebrando, así que, para darnos la bienvenida, nos sacó un chupito de un licor local a cada uno. Tras esto nos llevó a nuestras habitaciones, y le preguntamos para ver si podíamos cenar en el hotel, a lo que nos contestó que si.

Dejamos las cosas, y tras acomodarnos bajamos al comedor, pero nadie sabía nada de nuestra cena, por lo que tuvimos que ir a la gasolinera a por algo de comida.
Tras cenar lo que malamente pudimos, nos fuimos a dormir.

Al día siguiente salimos a las calles de Suvotica para ver la ciudad. En realidad, lo describiría más como un pueblo. Es bastante pequeño, y muy del estilo húngaro. Entre los edificios destacan, la iglesia, el ayuntamiento y la sinagoga, pero la verdad es que lo interesante de este pueblo es dar un paseo. No tiene un excesivo atractivo turístico, pero si de verdad buscas un lugar tranquilo para relajarte, dar un paseo y disfrutar de la ciudad, este podría ser un destino interesante. No obstante, la visita se puede hacer en un día, ya que Suvotica es lo que es, un pueblo.

En la plaza central, hay una mesa con una representación en miniatura de la ciudad, así que no es necesario que se lleven mapa, ya que desde aquí uno puede orientarse perfectamente.
Una curiosidad de Suvotica, es su Mc Donnald’s, que está en el interior de un edificio antiguo del estilo serbio húngaro.

Tras dar un paseo, y comer, como tampoco teníamos mucho más que hacer, nos dirigimos a la estación a esperar al tren. En la estación no había nadie, y como tampoco pasaban trenes, decidimos pasar el rato sacando fotos.

Con algo de retraso llegó el tren que debíamos coger con destino (de nuevo) a Budapest. Venía bastante lleno, así que montamos y nos sentamos en nuestros asientos, per a ir bastante lleno, y como el aire acondicionado no funcionaba, con los 35 grados del exterior, aquello se convirtió en un infierno.

Dado que Suvotica es el último pueblo de Serbia antes de entrar en Hungría tuvimos que pasar control de aduanas, donde nos revisaron el sello del pasaporte, y seguimos nuestra ruta. Al entrar en Hungría y de nuevo en el espacio Schengen, El tren paró para una revisión anti contrabando.
Después de esto y con gotas de sudor el tren siguió adelante hacia nuestro próximo destino…


Fotos que sacamos en la estación de ten de Suvotica




RESUMEN Y COSAS A VISITAR:

- MONTENEGRO EXPRES: Tren que recorre la distancia entre el pueblo de Bar y la capital de Serbia Belgrado a través de los Balcanes. Si viajas por esta zona, totalmente imprescindible, unas vistas increíbles aunque algo largo (12h).

- BELGRADO:

CATEDRAL DE SAN SAVA
IGLESIA DE CRKVA SVETOG
ÓPERA
AYUNTAMIENTO
FUERTE DE BELGRADO
PALACIO PRESIDENCIAL
AVENIDA KRALJA ALEKSANDRA

ESTANCIA RECOMENDADA: Teniendo hotel y visitando la ciudad con tranquilidad recomendaría una estancia de dos días, ya que la ciudad no da mucho de si, pero también he de decir que no nos dedicamos a investigarla en profundidad, y segur que como cualquier otra ciudad esconde muchos secretos a los turistas que la harán más atractiva

- SUBOTICA

SINAGOGA
KAFANA DOM
AYUNTAMIENTO
MC DONNALD'S

E geeral Suvotica es un pueblo tranquilo en lo que lo recomendable es dar un paseo por el centro y disfrutar de los edificios pintorescos que reflejan un estilo serbio húngaro.

ESTANCIA RECOMENDADA: Si tu intención es relajarte y dar vueltas al rededor de un lago o desconectar te recomiendo una estancia de hasta 3 días, en caso contrario y si no tienes mucho tiempo y lo que te interesa es visitar monumentos, no te recomiendo una estancia superior a un día.

Publicado el 10/08/2017

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